CREAR UN PERFUME
CREAR UN PERFUME
La fórmula,
Sin una cuidada fórmula para la elaboración de un perfume, éste no existe. La fórmula es el alfa y omega de todo perfume.
La idea no es mezclar aromas afines al azar en una probeta para conseguir algo que huela bien, sino combinarlos en las proporciones adecuadas teniendo en cuenta que ciertas esencias no son compatibles con otras, y que se pueden alterar las propiedades de ambas en la mezcla.
Como explica el creador de perfumes de fama universal Edmund Roudnitska, "Componer no es equilibrar productos, sino conjugarlos, es decir, sacar partido de todos los atributos para obtener una forma nueva e interesante, que será el resultado de todas las formas que lo componen, algo que va más allá de la simple adición y neutralización…".
Aunque la primera fórmula que conocemos de un perfume parte de un escrito del s. XIII a. C., estas han evolucionado mucho debido tanto a la experimentación como a los avances tecnológicos. Hoy en día, mediante técnicas de cromatografía de gases, podemos averiguar, con una aproximación bastante sorprendente, los componentes de un perfume cualquiera por complicada que sea su fórmula, así como sus proporciones exactas. Aquí entra en juego la imitación. En estas últimas dos décadas, y gracias a esta técnica, las imitaciones de perfumes han alcanzado tal auge, que un gran perfumista lo tendría difícil a la hora de diferenciar una gran creación de una vulgar imitación.
Técnicas de extracción del perfume
Los procesos de fabricación de perfumes han variado considerablemente a lo largo de la historia, aunque hoy en día se siguen empleando técnicas antiguas que siempre han dado muy buen resultado, como por ejemplo la maceración de flores. Esta técnica, empleada durante todo el s. XVIII consiste en cocer grasas animales purificadas y añadir las flores una vez que esta ha sido calentada. Las grasas arrebatan el aroma a las flores, que posteriormente son retiradas. El producto resultante, que se solidifica casi inmediatamente, se conserva tal cual. También puede posteriormente eliminarse esa grasa, quedando aislado el aceite que contiene el aroma
Los aceites esenciales se extraen desde las materias primas naturales mediante destilación. Con esta técnica se tratan flores, hojas, raíces, maderas… Las sustancias que llevan el olor son arrastradas en el vapor de agua. Al tener la esencia y el agua distinta densidad, se separan fácilmente más tarde. Otros aceites más delicados, y con los que esta técnica no funciona, se extraen a través de disolventes volátiles. La planta de la que se va a extraer el aceite se pone en maceración, utilizando el disolvente apropiado (petróleo o benzol). La esencia queda disuelta y el disolvente se elimina por evaporación. El resultado se denomina concreto. Este aún contiene ceras que, al carecer de valor odorífero, han de ser eliminadas. Esto se realiza mediante un lavado con alcohol (de mayor graduación que el de uso doméstico) que una vez evaporado, da lugar al absoluto, un aceite altamente concentrado que es la materia prima más apreciada en perfumería.
Para extraer el aceite esencial a los cítricos, se utiliza la técnica de compresión. Al comprimir la cáscara, se liberan las cápsulas de esencia que éstos contienen.
La técnica de exudación es empleada con los árboles que poseen resinas olorosas practicando un corte en su corteza, el cual es recogido lentamente en bolsas. Estas resinas son tratadas posteriormente con alcoholes.
A partir de estas materias primas secundarias se crean productos muy dispares que van desde el perfume envasado que utilizamos diariamente hasta ambientadores para el hogar, pasando por infinidad de productos como bálsamos, desodorantes, aceites y leches corporales, polvos de talco, geles de baño, maquillajes, barras de labios, etc.., así como productos de capricho como hojas de papel y lacres perfumados, velas perfumadas, rosarios de pétalos de rosa, tintas olorosas para enamorados… y un sinfín de productos inimaginables, todos ellos perfumados.
Pero dentro de los perfumes "normales", también existen diferentes calidades en cuanto a la cantidad de esencia empleada en la fórmula. Así podemos hablar de Extracto cuando la concentración de esencia alcanza el 40% en relación el la cantidad de alcohol. Esta es la más cara de todas, y se suele presentar en forma de crema. El Eau de Parfum puede contener un 20% de esencia, el Eau de Toilette contiene un 10% y el Eau de Cologne no supera el 5%.
Los productos animales sirven como fijadores de los vegetales, confiriéndoles persistencia y se les atribuye capacidad de atracción sexual (almizcle, cachalote, castoreo…, y también resinas, como el ámbar). (Es necesario mantener un nivel de evaporación igual para todos los elementos que componen el perfume). Los productos minerales son principalmente petróleo y sulfuro de hidrógeno.
Productos artificiales o sintéticos Producidos mediante reacciones químicas, se fabrican con la intención de reproducir aromas naturales. Un ejemplo de ellos son las anteriormente mencionadas ionomas. Con estos olores "de laboratorio" se consiguen sorprendentes resultados. Un experto, hoy en día, tiene dificultades a la hora de distinguir un aroma artificial de uno natural, y obviamente, su empleo resulta mucho más beneficioso, por lo económico, para los fabricantes de perfumes. Es por esta razón por la que los laboratorios no escatiman a la hora de invertir insultantes cantidades de dinero en tecnología.
TABLA DE MATERIAS PRIMAS
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